De Pescador a Fenómeno Global: La Historia No Contada de Roland Abante, el Genio Vocal que Conquistó AGT y Regresó a Sus Raíces

En el competitivo escenario de America’s Got Talent (AGT), el mundo fue testigo de un momento de pura emoción cuando Roland Abante, un humilde pescador filipino, desató el poder de su voz. Su audición, cargada de una profundidad emocional asombrosa y un talento vocal pulido sin entrenamiento formal, no solo le valió un “sí” unánime de los jueces y una ovación de pie, sino que provocó un “Efecto Roland Abante” que resonó profundamente, especialmente en las comunidades filipinas de todo el mundo.

Sin embargo, lo que el público vio en AGT fue solo el preámbulo de una historia mucho más compleja: un relato de perseverancia, fe, lealtad familiar y un compromiso inquebrantable con sus raíces que lo llevó a rechazar la vida de celebridad en Los Ángeles para regresar a su humilde barangay en Cebú. Roland Abante no es solo un cantante; es un testamento vivo de que la verdadera grandeza se encuentra en la autenticidad.

 

La Forja del Talento: Autodidacta y “Buno”

 

Roland Abante nació el 17 de agosto de 1978 en el tranquilo pueblo de Barangay Pacil, Santander, Cebú, en el seno de una familia trabajadora. Su apodo local, “Buno” (cáscara de coco utilizada para fregar), simboliza su vida: áspera, pero resiliente y digna.

Su camino a la maestría vocal fue singular, un esfuerzo solitario contra la falta de privilegios:

Entrenamiento en el Mar: Al no tener acceso a clases de canto o a la lectura de notas musicales, Roland se entrenó solo. Pasaba horas en su banca (canoa con balancín) pescando, imitando las voces, la entonación y el fraseo de potencias mundiales como Whitney Houston, Michael Bolton, Celine Dion y Journey, a quienes citaba como sus principales influencias. El mar abierto era su única audiencia y su estudio de grabación.
El Karaoke como Escuela: El karaoke local, o videoke, fue su escuela secundaria. Compitió en innumerables concursos de barangay y fiestas de pueblo, desarrollando su confianza escénica y exponiéndose a una amplia gama de géneros musicales, un terreno de práctica que lo hizo famoso localmente.
Un Sentimiento Genuino: Abante ha confesado en múltiples entrevistas que su canto se basa puramente en el sentimiento, no en la técnica. Su mantra, “Es más importante que la gente sienta la canción, no solo la escuche,” subraya la profunda disciplina emocional que aporta a cada actuación.

Antes de AGT, su carrera casual despegó después de que un video filmado con un teléfono en 2016 lo capturara cantando To Love Somebody de The Bee Gees, atrayendo la atención global de la diáspora filipina.

 

El “Efecto Abante” en América’s Got Talent

A sus 40 años y trabajando como pescador y conductor de motocicleta (habal-habal), la vida de Roland dio un giro dramático cuando los productores de AGT lo contactaron en 2023, después de que su video se hiciera viral.

El Choque Cultural: Su viaje a Estados Unidos para la audición de la temporada 18 de AGT fue su primera experiencia internacional. Roland no hablaba inglés y estaba acompañado por su mentor e intérprete, el cantante filipino-estadounidense Ryan Tamandong. El cantante confesó haber experimentado un shock cultural abrumador, admitiendo que montar en ascensor era una experiencia completamente nueva y que el tamaño de los escenarios lo intimidó.
La Audición que Cambió su Vida: El 6 de junio de 2023, la interpretación de Abante de When a Man Loves a Woman de Michael Bolton (originalmente de Percy Sledge) fue un golpe maestro. Recibió un “sí” unánime de los cuatro jueces y una ovación, con el juez Terry Crews diciéndole que personas como él eran la razón por la que AGT existía. Su video de audición acumuló 3.1 millones de visitas en YouTube en un solo día.
El Apoyo Global: Aunque fue eliminado en las semifinales (a pesar de una poderosa interpretación de I Will Always Love You de Whitney Houston), su impacto fue monumental. Se convirtió en un símbolo de inspiración para los trabajadores filipinos en el extranjero (OFW), quienes vieron en él el reflejo de sus propias luchas y sueños. Figuras públicas filipinas, como Gary Valenciano, afirmaron que Roland no había perdido, sino que había ganado el corazón del mundo.

 

Lealtad a las Raíces: Negarse a la Fama de Hollywood

El movimiento más sorprendente de Roland Abante tras su paso por AGT fue su decisión de regresar inmediatamente a Filipinas. A pesar de las expectativas de que se mudaría a Los Ángeles o firmaría un contrato discográfico estadounidense (con un patrimonio que ya se estima en el millón de dólares), Roland eligió la sencillez de su hogar.

Prioridad: Familia y Paz: Abante está felizmente casado con Seth Landabonte (también conocida como Jen Vivante), su “roca,” y tienen un talentoso hijo, Greg. A pesar de sus rigurosas giras de cuatro meses por EE. UU. (con presentaciones con entradas agotadas en Tampa, California y Texas), Roland se apresura a regresar a casa, priorizando su vida familiar. Su motivación es simple: canta para que su familia pueda comer y porque le da paz, no por la fama o el juego de la industria.
Proyectos Comunitarios y Legado: Roland está utilizando su plataforma para dejar un legado duradero en su comunidad. Está trabajando con su mánager en EE. UU., Joel Sag, para crear una fundación musical en Cebú que apoye a jóvenes talentosos con recursos limitados.
Marketing de la Fe y la Humildad: Se ha convertido en un embajador de marcas alineadas con sus valores. Firmó una asociación con Rousi Motorcycles, una marca local de la clase trabajadora, y lanzó una línea de mercancía cristiana con el lema: “Kahit galing ka sa puing, mangarap” (Incluso si vienes de la pobreza, puedes soñar), destinando los fondos a programas de alimentación juvenil.

Roland Abante, el “Buno” que nunca soñó con la fama sino con que su voz fuera escuchada, es un faro de esperanza. Demuestra que el talento, nutrido por el corazón y la dedicación, puede abrir puertas globales, pero que el verdadero éxito radica en la lealtad a los orígenes y la capacidad de usar esa plataforma para levantar a los demás.