Tom Oar: La Odisea de un Pionero, del Rodeo a la Retirada Forzada de la Montaña

Para los millones de espectadores de Mountain Men, Tom Oar era más que un personaje de televisión; era un ícono viviente. Encarnaba la fuerza, la autosuficiencia y la quietud del espíritu humano en la naturaleza. Durante casi medio siglo, Oar vivió una vida que la mayoría de la gente solo puede soñar, completamente “fuera de la red” en las remotas montañas de Montana. La fama que le trajo el reality show en 2012 fue inesperada, pero su autenticidad y su profundo conocimiento de la naturaleza lo convirtieron en un favorito de los fans. Sin embargo, detrás de esa fachada de fuerza inquebrantable, se esconde una historia de dolor físico, sacrificio y un trágico punto de inflexión que lo obligó a tomar la decisión más difícil de su vida: dejar el desierto que había llamado hogar.

 

Del Rodeo a la Montaña: Un Espíritu Indomable

La historia de Tom Oar comenzó mucho antes de que las cámaras de televisión lo encontraran. Nacido en 1943 en Rockford, Illinois, la vida en la naturaleza y la aventura estaban en su sangre. Su padre había participado en los salvajes espectáculos del Viejo Oeste, y el rodeo corría por sus venas. En los años 60, Oar se convirtió en un jinete de toros profesional, arriesgando su vida en estadios de todo el país. A lo largo de una década, su nombre se hizo sinónimo de habilidad y valor, pero el precio de la fama se cobró un alto precio en su cuerpo.

El punto de inflexión llegó en 1970, durante un fatídico rodeo. Oar estaba a punto de montar un enorme toro llamado “Woolly Bugger” cuando algo salió mal. Su mano quedó atrapada en la cuerda, y el toro lo lanzó violentamente, golpeando su cabeza y dejándolo inconsciente. Atado al animal, fue pisoteado y zarandeado sin piedad durante dos minutos agónicos. Oar sobrevivió milagrosamente, pero el accidente dejó una marca indeleble. Aunque volvió al rodeo un mes después, su éxito se había desvanecido, y las lesiones acumuladas de años de caídas lo obligaron a retirarse.

En 1981, en busca de paz y de una vida más sencilla, Oar y su esposa, Nancy, tomaron la audaz decisión de abandonar el mundo que conocían y mudarse a las salvajes montañas del noroeste de Montana. Allí, sin electricidad ni agua corriente, construyeron su vida desde cero. Oar dominó el arte del trampeo, la caza y el curtido de pieles, utilizando las técnicas tradicionales de los nativos americanos. Cada día era una prueba de supervivencia, y cada desafío era una oportunidad para demostrar su fuerza.

 

La Fama Silenciosa y la Caída que lo Cambió Todo

Cuando los productores de Mountain Men lo descubrieron en 2012, Tom Oar se convirtió en un ícono de la autenticidad. Los fans se sintieron atraídos por su profunda sabiduría, su humildad y el estilo de vida que parecía una reliquia de otro tiempo. A pesar de su reticencia inicial, Oar aceptó que el programa mostrara su vida real. La fama trajo consigo atención, correos de fans y turistas, que lo encontraron tanto halagador como abrumador. Sin embargo, el verdadero peligro no era la atención pública, sino la traición de su propio cuerpo.

En sus 70 años, la vida de Oar en las montañas ya era una lucha constante. Las décadas de trabajo duro y las viejas lesiones de rodeo habían pasado factura. El punto de quiebre se produjo durante el invierno, cuando Oar decidió quitar el exceso de nieve del techo de su cabaña. A pesar de las advertencias de Nancy, subió la escalera, resbaló y cayó sobre el suelo helado. El impacto le dejó costillas y huesos rotos, y aunque sobrevivió, el accidente le arrebató algo más que la salud: su confianza. La caída le hizo a él y a Nancy confrontar una dura realidad: ya no eran invencibles.

La pareja se vio obligada a tomar una decisión desgarradora. Con el miedo a un futuro accidente y la carga que esto podría representar para Nancy, decidieron abandonar las montañas que habían sido su hogar durante 40 años. En una decisión que conmocionó a sus fans, Oar y Nancy se mudaron a Florida, buscando un clima más cálido, más seguridad y estar más cerca de su familia.

 

El Dolor del Adiós y la Sabiduría del Renacimiento

El traslado a Florida no fue fácil para Tom Oar. La pérdida de su rutina, el ritmo de la vida salvaje y el propósito constante del día a día afectaron profundamente su espíritu. Extrañaba el frío, el desafío y los aullidos de los lobos. Sin embargo, no se arrepintió. En Florida, encontró la paz y el descanso que su cuerpo necesitaba. Todavía trabaja con sus manos, elaborando cuchillos y artículos de cuero, pero ahora lo hace en un ambiente más seguro y relajado.

La mudanza de Oar alimentó un torbellino de rumores y desinformación. En 2020, un obituario falso se volvió viral en las redes sociales, haciendo que muchos fans creyeran que el legendario montañés había fallecido. Estos rumores se intensificaron cuando, en la undécima temporada del programa, Oar sufrió un susto médico que reveló que su corazón se estaba debilitando y que tenía líquido en sus pulmones. Sin embargo, la verdad, como ha sido confirmada por fuentes de confianza, es que Tom Oar está vivo y bien. A sus 82 años, disfruta de una vida más tranquila, lejos del ojo público, y su espíritu aventurero y su sabiduría siguen intactos.

La historia de Tom Oar es una oda a la resiliencia humana. Es un testimonio de que incluso los más fuertes deben enfrentarse a la vejez y a la fragilidad de la vida. Su decisión de dejar su sueño atrás para proteger a su esposa y su salud es un acto de valentía y sabiduría. Aunque ya no vive en la montaña, el espíritu del hombre de la montaña sigue vivo en él. Su legado no es solo lo que construyó, sino la lección que nos enseñó: que a veces, la mayor fortaleza es saber cuándo dejar ir.