Para millones de espectadores, el nombre de Tom Oar es sinónimo de resiliencia, autosuficiencia y un espíritu indomable. Durante más de una década, los fanáticos de la serie del History Channel Mountain Men fueron testigos de la vida de este hombre, un colono de la vieja escuela que vivía de la tierra en la remota naturaleza de Montana. La vida de Tom Oar parecía un sueño de libertad y aventura, lejos del ruido de la civilización moderna. Sin embargo, detrás de esa imagen de valentía y tenacidad, se esconde una historia de dolor silencioso, un terrible accidente y una decisión que lo obligó a abandonar el único estilo de vida que conocía.

De jinete de rodeo a hombre de montaña
Antes de convertirse en una leyenda de la televisión, Tom Oar era un campeón de rodeo. Nacido en 1943 en Rockford, Illinois, creció con la adrenalina corriendo por sus venas. A principios de la década de 1960, se convirtió en un jinete profesional de caballos salvajes, compitiendo en la International Rodeo Association y escalando hasta los primeros puestos. El rodeo era más que un deporte para él; era una forma de vida, una prueba constante de su fuerza y coraje. Pero este estilo de vida tenía un costo.

Años de caídas violentas y huesos rotos pasaron factura. El cuerpo de Tom sufrió una paliza que la mayoría de la gente no podría soportar. A pesar del dolor, siempre se las arregló para volver a la silla. Pero un fatídico día, en el Día de San Valentín de 1970, su suerte se acabó. Mientras montaba un toro llamado “Woolly Bugger”, fue lanzado violentamente y aplastado por el animal. El accidente fue tan grave que quedó inconsciente durante horas. Fue un punto de inflexión. Aunque regresó a la arena un mes después, ya no pudo recuperar su antiguo éxito. Tom, que ya se acercaba a los 40 años, se dio cuenta de que su cuerpo ya no podía soportar los rigores de ese deporte.

En 1981, junto con su esposa Nancy, tomó una decisión radical: empacaron sus cosas y se mudaron a la remota naturaleza de Montana. Lejos de la civilización, comenzaron una nueva vida, construyendo su hogar desde cero y viviendo completamente de la tierra. Tom perfeccionó las antiguas habilidades de la caza, el trampeo y el curtido de pieles, un oficio que aprendió de forma tradicional. Nancy, su leal compañera, estaba a su lado, ayudándolo con las tareas y defendiendo su hogar de la vida salvaje. Su vida en la naturaleza fue una búsqueda de paz y libertad, un sueño que habían logrado juntos.

El accidente que cambió la vida de un ícono
Para los fans de Mountain Men, la vida de Tom Oar era una fuente de inspiración. Su habilidad para sobrevivir a los inviernos más duros y su profunda conexión con la naturaleza lo convirtieron en un favorito de los espectadores. Su presencia era una fuente de tranquilidad, un recordatorio de una forma de vida más simple y auténtica. Pero la tranquilidad de su vida se vio destrozada por un accidente que lo obligó a confrontar su propia fragilidad.

A principios de sus setenta, un día de invierno, Tom Oar subió al techo de su cabaña para palear la nieve que se había acumulado. A pesar de que Nancy le había advertido que esperara, él, siempre reacio a quedarse quieto, subió la escalera. En ese momento, perdió el equilibrio y cayó al suelo helado. El impacto lo dejó con costillas y huesos rotos, y un trauma que lo afectó profundamente. El accidente no solo le causó dolor físico, sino que también sacudió su confianza. El hombre que había sobrevivido a inviernos brutales y encuentros cercanos con osos, ahora le tenía miedo a una simple escalera.

El incidente no fue solo un recordatorio de que estaba envejeciendo, sino también un terrible despertar para él y Nancy. Se dieron cuenta de que su estilo de vida, aunque hermoso, era demasiado peligroso. No tenían ambulancias cerca ni vecinos que pudieran ayudarlos. Por el bien de Nancy y su propia salud, tomaron la dolorosa decisión de abandonar las montañas. El sueño que habían construido durante más de 40 años tuvo que llegar a su fin.

La vida después de las montañas
Después del accidente, Tom Oar redujo sus apariciones en el programa, lo que llevó a los fans a preocuparse por él. Los rumores sobre su muerte comenzaron a circular en Internet, especialmente después de un episodio en la temporada 11 en el que se reveló que tenía problemas cardíacos y líquido en los pulmones. Sin embargo, la verdad era más simple: Tom Oar estaba vivo y se había mudado.

Dejaron las montañas de Montana y se trasladaron a Florida, un estado más cálido, más seguro y más cercano a su familia. Para Tom, el cambio de entorno fue un desafío. El ritmo de vida más lento y la ausencia de los desafíos diarios de la vida en la naturaleza lo afectaron mentalmente. Extrañaba el frío, la rutina de cazar y atrapar, y el silencio del bosque. A pesar de la seguridad que ofrecía su nuevo hogar, se sentía alejado del hombre que alguna vez fue.

Hoy en día, Tom Oar sigue vivo y bien. Aunque ya no vive en las montañas, el espíritu del hombre de montaña perdura en él. Todavía hace cuchillos y trabaja con cuero, vendiendo sus artesanías en ferias locales. Su historia es un poderoso recordatorio de que la vida puede cambiar en un segundo y de que, a veces, la decisión más valiente que uno puede tomar es saber cuándo es el momento de dejar ir un sueño para abrazar un nuevo comienzo. El legado de Tom Oar no es solo un testimonio de su vida en la naturaleza, sino también de su sabiduría, su coraje y su amor inquebrantable por su esposa.