En el universo de los programas de autos de realidad, pocos giros argumentales fueron tan electrizantes como el nacimiento de Misfit Garage. El spin-off de Fast N’ Loud se centró en un grupo de mecánicos despedidos de Gas Monkey Garage, que se unieron para formar Fired Up Garage. En el centro de este drama estaba Tom Smith, el mecánico de Ford, cuya risa contagiosa y humor seco lo convirtieron en un favorito de los fans. Sin embargo, la historia de su partida y la subsiguiente rivalidad televisada ocultan una verdad más profunda y dolorosa sobre la traición, el control de la producción y la lucha de un artesano por proteger su oficio.

 

Tom Smith: El artesano que no seguía reglas

Tom Smith no era un mecánico cualquiera; era un hot rodder de pura cepa, criado en Ohio y con una profunda reverencia por la ingeniería automotriz estadounidense. Su pasión por los autos comenzó en el garaje familiar, y su primer encuentro con la ley fue a los 10 años, cuando estrelló el Pontiac Granville de su tío contra un coche de policía.

1. Filosofía y Humor: La filosofía de Tom era clara: los autos antiguos eran “arte” y no debían ser contaminados por la modernidad. Esto se hizo famoso en su memorable diatriba en el show contra el tornillo métrico de 16 milímetros que encontró en un motor, una escena que se ha convertido en su firma cómica. Más allá de su trabajo, Tom era un comediante de stand-up profesional, lo que explicaba su ingenio rápido y su capacidad para generar humor natural en el taller.

2. El Despido: La salida de Tom Smith y Jordan Butler de Gas Monkey Garage fue el catalizador de Misfit Garage. Según el relato de Tom a TMZ, el incidente fue desproporcionado: permitieron que un fan se tomara una foto cerca del Rolls-Royce de Richard Rawlings, lo que enfureció al gerente de la tienda. El conflicto escaló con un intercambio de insultos, lo que resultó en el despido de ambos. Aunque Rawlings los calificó de “alborotadores”, Tom y Jordan sintieron que la acción fue irracional.

 

La venganza silenciosa: El Fired Up Garage

El despido fue un momento decisivo para Tom, quien lo comparó con la experiencia de Bill Gates, que fue despedido antes de alcanzar el éxito. Él y Jordan, junto con Scott McMillan y Thomas Weekes, decidieron tomar venganza. El nombre de su nuevo taller, Fired Up Garage, tenía un doble sentido explosivo, con sus iniciales, “FU”, sirviendo como un claro insulto a su antiguo jefe.

1. La Rivalidad Escenificada: El show Misfit Garage se basó en gran medida en la rivalidad entre los dos talleres, un conflicto que se extendió a entrevistas y redes sociales. Sin embargo, detrás de las cámaras, la “guerra” era en gran medida escenificada. Richard Rawlings no era solo el exjefe y némesis de los “inadaptados”; era un productor ejecutivo y el propietario del edificio donde operaba Fired Up Garage. Esta revelación significó que Rawlings controlaba el espacio, la narrativa y, a menudo, las decisiones financieras de sus rivales, una ironía que el programa intentó ocultar.

2. El Mito de las Ganancias: A pesar de la creencia popular de que los talleres se enriquecían con las restauraciones televisadas, la verdad era que el margen de beneficio era bajo. Las ganancias reales del Fired Up Garage no provenían de los autos, sino de la publicidad generada por los 1.3 millones de espectadores que sintonizaban el programa. Para el equipo, el show era necesario para mantener el negocio a flote.

 

El retiro y el camino a la autenticidad

Con el tiempo, el ritmo incesante de la televisión y la necesidad de drama pasaron factura. La alineación de Fired Up Garage comenzó a desmoronarse, con Jordan Butler, Scott McMillan y Kevin Clark abandonando la compañía en medio de cambios en la producción y el agotamiento personal.

Para Tom Smith, el conflicto con la televisión se centró en la calidad frente a la velocidad. Un artesano como él, que valoraba la perfección, no podía soportar tener que terminar construcciones complejas en solo unos días para el horario de filmación. El proceso ya no le brindaba alegría, y estaba perdiendo el sentido de la artesanía personal.

Aunque Misfit Garage terminó sin una séptima temporada, Tom ha encontrado un nuevo ritmo. Ha regresado a una vida más tranquila, dedicando tiempo a encargos personales y a la comedia. Durante la pandemia, realizó sesiones de comedia en vivo y se dedicó a ayudar a rescatar y transportar perros.

Tom Smith se ha mantenido fiel a su deseo de un nuevo comienzo, uno que le permita ser un mecánico, un comediante y una persona que prioriza la autenticidad. La lección de su carrera es clara: en el reality show, la integridad del artista a menudo es el precio más alto a pagar, y la única forma de ganarla de nuevo es dejar la fama y el drama atrás.